Se está jugando la Copa del Mundo y estoy en Buenos Aires por pocos días.
Habitualmente no hablo con nadie en el avión, solo quiero leer y dormir. Minutos antes de arribar, la señora que estaba a mi lado me sorprendió con una advertencia:
- ¿Recuerda usted que Alicia en el País de las maravillas se cae a un pozo preguntándose si algún día llegaría al fondo?
- ¿…? Me parece recordar que, siguiendo a un conejo blanco, entra en un túnel que se convierte en un pozo sin fondo…
- El fondo es Buenos Aires.
- ………….
- – Se lo aseguro yo, que tengo la Oruga Azul en el jardín de mi casa.
- Gracias por la información, señora…por favor, no se olvide usted ningún objeto en el asiento…
Los dos nos quedamos un poco descolocados. Ella, por mi inconfundible acento porteño y yo, por su particular visión de la ciudad más importante de un país incomprensible.
Aterrizamos a las 03.35 de la madrugada con 24 grados de temperatura.
Un rato después, trescientas personas esperábamos más de una hora para que cinco funcionarios de migraciones nos hicieran una foto, tomaran la huella del pulgar y colocaran un inservible sello en cada pasaporte.
Cosas que suceden en el centro del universo…
El señor Uber y su Toyota, provisto con la bandera argentina, me acompañaron hasta el barrio del Abasto, que oficialmente no es un barrio, a pesar de su imponente y antiguo mercado (hoy un centro comercial), y del icónico Carlos Gardel, uno de los grandes del tango que vivió durante años entre sus calles.
Una vez instalado en el pequeño apartamento, me dispuse a conseguir las provisiones habituales que un hombre como yo necesita.
A las 07.00 hs estaba ya en la panadería comprando una docena de medialunas (el croissant argentino) y sus dependientas, vestían encantadas la camiseta albiceleste. Seguí mi camino hasta el supermercado para buscar yerba mate, cerveza, dulce de leche y pan de molde. Las cajeras lucen un simpático gorrito con los colores argentinos, el mismo que llevan algunos clientes tempraneros y el vendedor de periódicos que te espera en la entrada.
Los bares y pizzerías anuncian precios especiales para ver los partidos de la selección, los taxis y colectivos (autobuses) de Buenos Aires también llevan los colores argentinos. Todos los escaparates porteños están engalanados con la celeste y blanca, todos están con Messi y sus muchachos.
La sociedad argentina va sumando problemas y, vista desde fuera, puede parecer un conjunto de locos por el fútbol.
Pero no es locura, es pasión.
La pasión es sentimiento, es entusiasmo.
No se trata de un pasatiempo, para eso te compras una trompeta o vas al cine.
Y si quieres emprender, tienes que tener pasión.
El Episodio Uno te ayudará a crear una estructura sólida y escalable.
Es información práctica y útil, es experiencia vivida y escrita con ganas.
Ya sabes, basada en hechos reales.
PD: Decía Julio Cortázar que lo que uno ama queda siempre cerca.
Enviado a los suscriptores de la newsletter de 1000 Días para un Negocio el 12 de diciembre de 2022
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